Arquitectura bioclimática, ¿cosa de ricos?

Mucho se habla de arquitectura bioclimática últimamente y parece que para que un edificio sea considerado como tal, debe invertir un dineral en paneles fotovoltaicos, sistemas de calefacción y ventilación de última tecnología, vidrios que se oscurecen automáticamente con el aumento de la radiación solar o capas y capas de aislante térmico, lo que lleva a un encarecimiento del presupuesto. Es una forma.
Otra, más económica, son el buen diseño y las estrategias pasivas. Éstas abarcan una gran variedad de aspectos como son la inercia térmica de los paramentos exteriores, la disposición, tamaño y orientación de los huecos de la fachada, la protección de la radiación solar directa, el uso de la geotermia para la climatización, la vegetación o el aprovechamiento del efecto invernadero.

Para los países en vías de desarrollo, la arquitectura bioclimática no es ningún capricho, sino una necesidad y es aquí donde se están realizando las soluciones más atractivas, como en  este caso en el que los diseñadores de este centro para jóvenes en Senegal (Fotos obtenidas de su web projectniafourang, la cual recomiendo visitar), han proyectado un edificio con todos los estándares bioclimáticos, perfectamente integrado en su entorno.


La cubierta se aleja del interior y se crea un espacio ventilado entre éste y el exterior para evitar el calentamiento producido por la radiación solar directa. Con este recurso, además de conseguir un espacio interior más fresco, se le da al edificio un caracter propio y reconocible dentro del pueblo. Además, este espacio abierto, de gran altura, permite su ventilación en época de lluvias, evitando las condensaciones.


Pero no se queda ahí, sino que usa los recursos de los alrededores en su construcción, insistiendo en su caracter bioclimático: gruesos muros de arena compactada para crear una envolvente de gran masa, tablones de madera para formar profundas celosías que alejan el sol del interior, espacios exteriores sombreados, que se conficguran, no sólo como meros recursos de ahorro energético, sino en una colección de espacios ricos e interesantes.



¿Cosa de ricos? El aprovechamiento de las características de los materiales y del entorno, junto con un diseño adecuado permiten un ahorro considerable en gastos energéticos y no sólo en entornos cálidos, si no también en climas fríos, con el uso de la geotermia o las llamadas casas pasivas, de las que ya hablaré.

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